¿Por qué se desgañitan?
¿Se puede volver a los sitios?
¿Qué facultan las locaciones?
La verdad es que quisiera sentarme con mi madre al pie de un jacarandá. Creo que hablaríamos espaciosamente, como soltando presillas
tic tic tic tic
goteándonos
Qué ridículo. El céfiro acogota las estatuas, y yo mascando un bizcocho en el linde…
Solo
Las tapias brillan como si hubiesen sido rociadas con fijador para el pelo
Soy improcedente, ocupador, ¿me oyes?
Recuerdo la siguiente sordera:
Junto un chinarro, lo empollo, lo consigno. Y parto
Así: manumitiéndome
Agobios, ¿ves?
¿Lloverá también en los huecos del tiempo?, pienso
¿Qué es lo que duele si ya casi no hay nada?
Camino con inquina raspando los zapatos
Hasta el cuerpo es indiciario, laxo
No me creo los golpes que doy con los talones, ni la hemicránea
Reboto
Voy sobrehilando
Suprimo
He aquí que trastabillo con las humanidades de un mísero durmiente:
¡Eh!
¡Eh!
¿Me dejas cobijarme en el lado occidental de tu jergón para soñar un reguero?
Rafael Teicher
No hay comentarios:
Publicar un comentario