dejo una marea aislada
dentro de mí misma
dejo el doble filo y el
embriague:
la suposición
un puntapié al ojo de la vida
un eterno no de lleno al
horizonte
el pulso que se opaca con impulso
el dedo roto
la batalla imprescindible
el enfoque
la dimensión acabada
un color sellado por el viento
y un lápiz de papel
quemado
Gabriela Bruckner
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