Vente en jeroglíficos mojados
Vente en sexo del viento, a magnetismos
Vente a jangadas, a muérdagos gigantes
Y vente a lunas
Ábreme los huesos como páginas
Ábreme la puerta renegrida del orgasmo
Te dejo venir como un molino
A muslos eléctricos, a relinchos
Tempestad de la palabra, vente.
Si te vienes estás más viva que el arado
Si te vienes las iglesias resplandecen como la cara de un idiota
Vente sin miramientos, sin parasol
Vente como la lengua del niño
Que manen tus relojes en mi olfato
Que manen
Mansa procesión de la seda
Vente en hilos interiores
Sé libre como el tiro
Entrégate como la médula del oro
Date como la decisión de los cabellos
Desahógate como un bouquet de lluvia
Enciérrame en la parusía de tu pelo
Sé mía como las islas
Sé del precipicio como las garras
Sé pura como la multitud de la campana
Los magistrados duermen como salchichas en el plato
No hay medida en la garganta, ni árboles
terminó el mundo
Vente entonces a hurtadillas por los tubos
Deságuate en el cuerpo de mi beso
No seas sólida como la niebla, sé aerostática
Te deseo con el espanto del grifo
Te preciso como a un anfiteatro
Como a la gotera de la cigüeña
Conviértete completa en una mano
Tráete en manojos de roturas hidratantes
Vente como miga de llanto
Te dejo venirte como un avión de primavera
Rafael Teicher
Originalidad y plenitud en tu poema, Rafael.
ResponderEliminarFelicidades
Un abrazo grande
Ana
Muchas Gracias por la visita y el cálido mensaje Ana, un saludo fraternal desde Buenos Aires para ti
ResponderEliminarRafael