Creo que hay en mí una colectividad, o que me he vertido del envés coincidiendo con una especie de acervo. Me siento coral, instado
Estrictamente no sé qué soy
Las formas, repito. Es cuestión de formas, repito. Ha de tratarse de algo conjuntivo, de un atasco
“Cuando me consolido frente a un rostro, no quepo”, le decía. “Correspondo, implico, fino”, le decía. “Si ojeo el nudo de una rosa, me instalo rosa”, le decía. “Así con todo, con un remo, con el humo, con una mano”, le decía
Ahora otro tanto. La diferencia es que esta vez consueno con un cúmulo que tiende. Me he alojado en una mancha de aceite que se asperja sobre una masa de agua
Es una sensación correosa, y sin embargo, transcurre separadamente, allá de mí
Por cierto picor indistinto y casi especulativo comprendo que es una sensación de beneplácito, una adjudicación
Por supuesto que lo dicho me ocurre fuera del enclave de mi cuerpo, y diría más, allende la idea de un “yo”. Acontece, supongo, en un “tú”. Y, en ese “tu”, queda inscripta la aquiescencia y el agrado que siento
De todos modos, lo que predomina, es una impresión de sedosidad y de prisa
Me hago islas
Mejor: en ese “tu” donde he sido -soy- mudado, concurro, trompico, me destejo
Aquí no hay centro, hay nube
La nube no pesa, no abotona. Así es
Aquí es íntegro
Y a pesar de ello, aquí resultan cisuras… y luxación
Rafael Teicher
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