abrió la caja de papel madera
y el dentado esplendor de la mercurial armónica
le descosió los ojos
( tras los espaciosos regueros cristalinos
el rizoma gris y pomposo de la lluvia
almibaraba el mundo )
pensó en la rueda solar
de un auto antiguo
y en un bastón de nácar
A la hora servil
del deshielo, de la sombra,
desplegó la jaula de los pájaros
y se sirvió un disparo
en el nudo albino, y calvo,
de las fauces
de las fauces
Fotografías con Celular: Gabriela Bruckner
Texto: Rafael Teicher
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