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lunes, 16 de diciembre de 2024

Nuestra Señora del Abanico Negro

 

Entro a través del mimbre y el pespunte,

vivado por el embrujo sacramental de los espejos


Cada casa es un laberinto que se inicia, un corcel

nos frota la nuca con piedra cremosa de sol, nos mece

Nos adentra en el romance sombrío de las sábanas


Así, camino con los colmillos abiertos hacia la luz

El pequeño piano parece un perro taoista a los pies de un rey

aguardando la saturnina alineación del puño de alpaca con el escarabajo

Luce como una costilla o una urna 

Dan ganas de insuflarle polvo de calaveras en la frente

y propinarle un beso

Lo rodeo como a un cisne de porcelana, galante,

definitivamente

A veces me he sentido así al borde de un estanque,

tal vez oliendo agua de estrellas, o

un trozo de corazón

Dejo al paje confitado conversando con una telaraña

( pienso que ha de ser doncella porque lleva hebillas panzonas y los jazmines descalzos )

y voy hacia el buche de la casa


Me recibe un mapamundi pintarrajeado con la cola de un dragón, o con el humo de una pipa

Es cruel y senecto

funerario

uterino


Ha comenzado a llover 

y huele a lirios blancos

Las velas del agua zodiacal dan vocación a las ventanas, cascan el cobre silencioso, gimiendo

Me siento vertebrado por el cordel secreto que argumenta la casa

Hay ausencias que arden como pechos de pájaro, pienso

Falta el cráneo humeante y el hojaldre,

la sombrilla exacta


Al fin corono mí astral circunvalación contra el altar de un cuadro

Una dama impera en el universo de la casa

Pliega el abanico lunar como cerrando los ojos

como si se tratara del féretro de un príncipe, quizás jalando un gatillo, o caminando mar adentro sólo para dar la espalda

No sé bien en que costa del reloj me encuentro

Ella lucha contra las aspas perfectas

revuelve los huesos

en la olla vacía

y me deja soberanamente convencido de que con su orquestación axial

sabrá liquidar los labios de papel

del libro abierto

de la casa


Rafael Teicher


miércoles, 4 de diciembre de 2024

Hueso de mis Huesos


Para la noche

de brujas

compré un ínfimo

esqueleto

plástico


Colgado contra la madera

de la puerta

parece una lámpara

sin pétalos,

o un revólver

dentro

del arcón

de un

santo


Como un mudra arquitectado con

la lengua

escupe su menuda y homogénea plenitud de herbívoro:


nunca

crepita


Ahora, cada tarde, en el minuto en que las flores

rinden sus galeras

hacia la hojarasca

y los ataúdes se restriegan los hombros contra las iguanas

nos miramos cual egipcios,

atrapados en el laberinto imposible y continuo de los dedos de un guante:


nos sabemos perfectamente inútiles y tristes,

como cubos de hojalata

censurados topológicamente

por la lamida cenital

del viento.


Sé que un día

las dos ventanas

volverán a conformar

un mismo

golpe


de dos relåmpagos acobardados

se hará

la gran ribera

de la

luz.


De momento,

sólo hacemos ineficaces huracanes con los ojos,

nos proponemos joyas oscuras entre vidrio y vidrio


y se nos cae uno

que otro

crujido

desde

el

corazón


Rafael Teicher