Ha partido el ananá sobre el mantel. Transpira y pliega su sombrero blanco. Crédulo, enjuaga sus manos. Y escribe: Arroja esqueletos y gladiolos que huelen a azúcar.
Por la tarde, inundado en la espuma universal que vomita la ventana, dibuja un pájaro que lleva un pan entero con el pico.
Pese a todos los esfuerzos, no hace otra cosa que golpear con las manos la cara muda del texto.
Por la tarde, inundado en la espuma universal que vomita la ventana, dibuja un pájaro que lleva un pan entero con el pico.
Pese a todos los esfuerzos, no hace otra cosa que golpear con las manos la cara muda del texto.
Rafael Teicher
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