Hace muchos muchos años, existió un hombre muy pero muy perezoso, que solamente atinó a completar un cuaderno de hojas amarillas, con indecibles e incontables títulos de novelas que ni siquiera intentó principiar. Transcribimos los siguientes:
Peligra la margarita
La plusvalía de la rosa
Estudios sobre la velocidad del frío
Todo sea por la perennidad de la mona
Maquinaria de oro y humo
Rebeldía de los puentes
Obreros del olvido
El cavernario que leía a Estrabón
Viejo canalla que escapa a la muerte
Espantada interrogante número uno
Me resulto insoportable
Y etcétera
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