( Esto No es un Blog, es una Revista Cultural - Se Edita por este Medio porque aún No Consigue Financiación para ser Lanzada en Papel )

domingo, 28 de febrero de 2010

Sin manijas


a la velocidad de un a veces

se marina la duda


cae

como la sombra nativa

del pájaro en vuelo


se arremolina en el huevo

se remonta


al ras de la presencia

enjuaga al sol

y envuelve la palabra húmeda

que huyó tras el brote


concursa realidades

con sus no-maneras


se repliega hacia el centro mismo

de la variedad de la tijera

que para la ventura del bolsillo roto

respira callejones


sin manijas


Gabriela Bruckner

domingo, 21 de febrero de 2010

Siempre has estado


A Gabriela Bruckner




El amor es terrible como el miedo, compañera


Es un pluviómetro de hierro iluminado en el fondo de un armario



Vos misma antes de ser este reguero, estas sonajas, eras acoso


Eras Inminente como la campana, maligna



Te recuerdo tendida en el albero como el rabo del viento, perfecta


Transversalmente tallada por el brazo presente, arrastrada desde el fuego


Eras un bonete de papel prometido, la palanca del mundo que se declara, el silencio

Te conocí como dedo marcado en el talco, como supuesto trigonométrico, como síncope


Te sospechaba, compañera

Olía la coleta acibarada de tu posible que me llenaba el pecho, y te buscaba como un simio o como un duende


Caía en las calles trazadas como un meteoro, rompiendo simetrías oscuras, provocando entre las puertas


Sin embargo eras transparente como un número, vocacional, mentida




Y ahora estás aquí, mujer, madurando en el mediodía sangrante del juego de los cuerpos

Estás brutalmente definida, fornida como un golpe de tijeras, infinita

Cuando estaba en el exilio me visitabas bajo la forma de la sonrisa. Te amaba mirando sueltas de globos a ras del césped, te amaba al caminar entrelazado con la lluvia, o al comer con vehemencia una manzana

Eras la sensación de la casa vacía, el anuncio

Compañera, todo esto te lo cuento como un modo nuevo de besarte, o de envolverte en una tela hecha de fibra de espejos y llevarte a un barco

Mientras tanto, el miedo está con un gorro de papel que dice “tonto”, castigado en el jardín que no tiene sombra


Rafael Teicher

martes, 16 de febrero de 2010

La casa en palabras


Cerró la puerta. Afuera todavía amanecía y el aire de la muerte le era esquivo. Se sentía protegida entre paredes pálidas. Ni una foto para recordarla. Sólo el piano a la espera. Con ella. Con la eternidad de sus manos. Con la melodía de sus pies. El cansancio se cerró como la puerta. Porque Chopin la abría al mundo. Y el silencio era absoluto entre las notas. Un ustedes intenso desde el roce con las teclas, despertaba partituras y mecía los colores. Recién con el último acorde resbaló sin prisa. El sillón perfumaba su presencia. Ella vació los ojos, se sellaron las luces y se entregó. No sabía bien. Ya la mente volaba entre las mismas paredes pálidas. Una mano en su espalda, tan suave. La piel de la mujer no estaba blanca. Lo presentía. Creyó sonreír cuando la ausencia se fugaba. Los brazos tejían una sábana cálida. No se resistió. La melena oscura acariciaba su rostro. Nada de cosquillas. Mas bien, la inmensidad de almas.

-Te quiero, nunca lo olvides- en la voz dulce.

No escuchó pasos. No percibió un desliz en la sábana humana. No intuyó el sueño. O la realidad que la esperaba. Fueron minutos de un aroma eterno. En algún momento se instaló la muerte. El amor de la muerte. La conciencia de la pérdida. Y entonces, el sabor de la mañana no supo de mentiras. La verdad no la desmoronaba. La mujer no era presente. Ni ayer. Pero el futuro era otro. Un doblez del tiempo. Un arañazo oportuno. Un arañazo necesario y vivo. La muerte en vida. O la vida más allá. No podía mantenerse bajo el mismo reloj de siempre. Entonces se sumergió en lo que creía real. Abrió los ojos y las mismas paredes la observaban. El mismo piano. La misma ausencia de fotos. Pero la realidad tenía otra fragancia. La ilusión otro color. El universo otro mediodía. La casa otras pupilas. La casa. Su casa. La de ellas. La de ella. Se respiraba. Y respirando tomó su bolso. Volvió a cerrar la puerta. De camino al colegio, las mismas paredes dentro de la casa. ¿Las mismas paredes? El cuadro era impostergable. La dicha era impostergable. Se pintó el Sol en la cara y supo que la Luna la había visitado. La palabra había sido intensa. Y la voz de su madre, la casa en palabras.


Gabriela Bruckner

domingo, 14 de febrero de 2010

Parpadeos


Intento hacer una cajita musical con aletas de pescado… y no

En la cual el donde sean las cosquillas de un verano abierto… y sí


*


Dedo por dedo me trepo en el número e intento elevarlo hacia la caricia de la mano primera.


*


Raspando la olla se me pasa el hambre; me pregunto entonces si cada respuesta semeja una cuchara.


*


¿Cuántas mitades se necesitan para desaparecer un todo?

Probablemente todas las sandalias de un abismo roto hacia el tejado.


*


Guardo un candado en una caja y quedo esperando que acabe la poesía.

Es que sé que un collar de verdades descuelga los cuerpos.


*


¿Qué protegen las palabras? ¿Cuál es la boca de los ojos? ¿Qué pétalos encierra un respiro?


*


No sé si subir al pozo o engavillar la lluvia.

Esperaré la danza de la tierra para enceguecer mi paso.


*


Desmoronadamente andantes, “impropietarios”, son los focos de algún libro que olvidé en la espera.


*


Hurga en tu pie hasta desenterrar el ojal. Así sabrás que la oración no finaliza en el punto joven, más bien comienza en la senectud de todos los ojos.


*


Cávame un nombre y desentierra cada aroma-sangre que evidencie un espacio.


*


Lentamente voy sabiendo que los espejos son vigilias.

Por eso me miento como abanderada del agua y pronuncio los reflejos.


*


¿Quién le robó los ecos a la luna?

¿Quién, su jungla de manos arpegiadas?


*


Suspéndeme capilarmente y búscame en la habitación de un bolso cargado de minutos.


*


Supongo una colección de adjetivos azules hundida en un vaso.

Y en su centro un cielo sustantivado hacia el alma.


*


¿Moleremos lo invisible?

¿Denominaremos al brote detrás de la escena?


*


Quizás las hojas caen lacias por temer a la palabra.


*


Donde teme alumbra.


*


Habrá que serenar las puertas del viento y ponerlas a todas mirando al sur.



Gabriela Bruckner - Rafael Teicher

noches-tantas


cuando la ventana no curvaba al mundo

y un sabor de cielo le caía


allí

la huella

silenciaba al cruce


y la juventud del alba se rastreaba


si nos silabeaba el cuello

en noches-tantas entonces


el blanco

se enmarcaba en blancos


y el fruto ya no hacía al visitante


si hacia el final un no

maquillaba al vencido hacia la nada


se mordía el sí de los amores


o quizás


un litoral en brazos

-paladar vacío del secreto-

esperaba al corazón dentro del guante


Gabriela Bruckner

sábado, 13 de febrero de 2010

Llámalo así


Los no-libros son bastiones oscuros donde se puede echar la
siesta. Son plumas



Duérmete libro, le dices, y el lugar se vuelve aspa, piel




Imagina la humedad de la parte baja de un odre, así es,
hinchado


( se cose con pelo )




¿Oyes la detonación?, ¿la pérdida?


El libro sin rostro huele a viaje, a venas





Es un libro escrito en una uña, un bosque





Cava en la voladura, le dices, llámalo así


Rafael Teicher

miércoles, 10 de febrero de 2010

Tren de Primavera


se descose la noche sólo para postergarme


la noche canta sugerente y hermosa si me postergo


la noche canta

canta

canta


canta!


canta entonces

y desenvuelve arpegios


canta jamases

y redescubre mis piernas


canta desde tan acá que me resigna


canta y su canto de sirena


canta y su peligro suave


canta y canta


canta como el tren de primavera

en el vacío dulce de todas las cosas


Gabriela Bruckner

Silencio Posterior a una Estrofa


Entre las cosas no hay espacio, sino que la cosas se interrumpen por medio de los rayos

Como tu cuerpo, que siendo arena recogida con pelo de caballo bajo un álamo, se parece a la luna y tiene olor a barro en los sobacos

Los silencios son difusos como las huellas, amarillos y pálidos como el cine chino previo a la guerra

Misteriosamente sentada al borde del pozo todo blanco, tienes el misterio de la rosa en lo negro de las manos

El sexo es ruido de castillos que se hunden duramente, trampa del vuelo de la hoja del naranjo

Al final de la noche los apagones merman, estallan los timbres secos como lenguas verdes de lagarto

En la piscina tiembla la blancura de un cuerpo, llegamos a los tumbos como un dado al fin de algo



Que le aproveche al polvo


Rafael Teicher


viernes, 5 de febrero de 2010

Fase


dime pulsera


dime manojo de fiesta, dime ráfaga en pijama y dime brote


dime todas las romanzas que permite un títere


dime lo posible y dime que será luna en mis pies


dime los pies


dime todos los pies que no asemejan ruido


dime todas las batallas


dime mujer, dime pálpito


dime

por favor dime



Gabriela Bruckner

Profesión de Fe



Palabras


Palabras

El dolor de la palabra

El chirrido de la composición del cuerpo de la palabra
La noche de los términos

Corazón vacío y vaciado por la palabra, la palabra junta, fregante, andarina
La palabra de la impotencia


Entro en la noche como el beso de un niño

Entro en el balde del agua de la palabra como una mujer descalza

Caigo mas que entrar. Ruedo mas que trepo, musiqueo, musicalizo, musicamuero




Y muero

Hablar es morir



Callar también es morir pero al modo vegetal, al modo del bonete o del dado blanco, o del diente

Y estoy del lado de acá del espejo roto de la palabra

—Si es que estoy en algún sitio


Y estoy pateando chispas de verbo, revolcando pelambres luminosas de pegotepalabra, raspando





Abro la palabra


Cierro la palabra








Siempre solo y bajo un paraguas frío

Siempre sentado como el nene de Chaplin en la cornisa del sueño de las formas


Siendo el Dios de los adjetivos interfectos, el monarca de la intervención, el berrinche





Ahora todo es blanco como un ojo de pájaro
Todo zumba
Mi cráneo zumba

Las manos moscas zumban

Las palabras están en el pico asqueroso del sexo, columpiándose, campanizándose, repercutiéndose como balas de oro

Si hablo trueno, si trueno me ilumino, si me brillo me extirpo, si me formo me desvisto

Juegos
Juegos
Juegos de sol
Juegos del viento

Juego perverso de las palabras-niño


Y calor


Calor del ala del querubín negro que cae en la palabra

( Y la noche indiferente de mi corazón que deja de ser )


Rafael Teicher