en las comisuras del sueño vio a su perro, de pie,
hablando con un megáfono
a la luna
tenía la voz anidada y menstrual
como si brotara de los muñones inhumados y melifluos de una boca
sin embargo, no quiso atrapar pimpollos testificales
con su red de brillo
prefirió ajustarse al vaivén parasitario
y diamantino del rabo,
para trasnocharse
en regocijo despedido
del viento
Fotografías con Celular: Gabriela Bruckner
Texto: Rafael Teicher
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