¿Puedes entenderte Rafael como archipiélago, como gota de perfume que sonríe cuando la mata el mar?
¿Puedes acaso verme girando como un beso en los lavabos?
El amor cansa los cuerpos, los deja respirando como berros en la tabla, les sacude el polvo de las manos
¿Puedes leer como frunciendo la ola de la hoja hasta que salten los delfines, hasta que todo se vuelva verde como una serpiente, hasta que madure el mundo como un golpe?
Te desdoblas tras la puerta del ropero simulando, te pruebas corbatas infinitamente tristes como canciones, te despeinas y te abrazas locamente, yo te conozco tanto
Rafael, busca en el vientre del abadejo la razón de mi ternura, revuelve con los puños trabajando
Eres capaz de abrir los brazos como un Cristo para entrar en la iglesia de la lluvia, pero ¿cortarías tu vida con un salto de motocicleta en el vacío sin derramar un sólo verso?
Te creo capaz de todo cuando el ocaso te toca los hombros con sus muñones de coco colorado, te creo posible como el llanto, como los peces que silban cuando brican, como el azufre, perfecto y hermoso como el cuello, invertebrado
Te he acompañado como un padre con el filo de los ojos, vigilando la temperatura de tus pasos
Te he soltado en las techumbres para que vueles como nieve, sin adentro, hecho sonrisa, vuelto en ojos como el temblor sexuado de la sombra, disfrazado de latido, paciente y ciego como el barro ¿y tú me pagas marchando hacia la cueva donde cuelga de cabeza el idioma como un grajo?
Mejor estírate hasta tocar los lindes con los codos, ensancha los colores con el cuerpo, entra en las fiestas taconeando
Yo te traje del abismo de las formas barajadas hasta el columpio de la vida, te pensé levantado de la cifra como un busto, honra el laberinto de mis flores negras con tu tránsito
Eres más fuerte que yo, duro como el pétalo, invencible como la avioneta que dibuja un corazón en el poniente, y eres más manso
Cava en mí hasta tornarme una fragancia de alelíes o el hedor de la cola del león, conviérteme en almejas devoradas o en el silencio del basalto, dame la vida
Tienes la potencia del insecto, la inconsciencia de la dimensión sobrante, la premura de las luces, tienes espacio en tu pechera, eres como la alegría de los pájaros
Rafael Teicher
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