reclinarse entre dos noches
es como sucederse
en una lluvia
en tantos besos
en cada terciopelo mudo
en callejones de pespuntes rojos
con sus aires de trópico
sin corriente y sin espacios
sin dejar de sernos
bajo racimos de un primer nombre
con sus siluetas de agua
un sucedernos
un movimiento de ventanas blandas
un rendirse entre corolas
un sí
un largo sí
ya se sueltan los tejados pardos
ya se abrazan
ya sus ríos nocturnales
con sus doseles calmos
y sus paredes húmedas de sol
sucedernos
sin verbos que maduren tiempo
Gabriela Bruckner
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