oceánica
de labios vestidos
y cabellos sin adiós
y demasiado paisaje para ventilar luceros
oceánica
de cristal en penumbra bajo el vertedero
con un quien mojado desde un sí despierto
desde un no en derrumbe
oceánica en mi piel-cultivo
los hombros se cierran al dorso del silencio
demasiado ventosa la barba del silencio
demasiados muslos para no nacer
oceánica
de jardín en el seno y de cielo en la lágrima
una nana me abre al horizonte
y me inundan cien verbos de luna
epidérmica en sonrisas rubias
soy el donde en mi ensayo de sal
oceánica -la mujer-
me espera
Gabriela Bruckner
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