( Esto No es un Blog, es una Revista Cultural - Se Edita por este Medio porque aún No Consigue Financiación para ser Lanzada en Papel )

martes, 21 de diciembre de 2010

Sokurov: El Ambiente por sobre la Trama

Sobre el film "Dolorosa Indiferencia"


Así como un cuento puede ocurrir por el atisbo, por la fisura, por el intersticio, del mismo modo la sutura argumental de un film puede suceder por la mixtura plástica, por la excusa, o por los disparos. La trama acontece en una matriz no diacrónica, en el agua.

En este film se destaca la compostura pictórica, la estereotipación actoral, la leve brisa sarcástica, la imbricación.

Sokurov apela a los archivos, al desconcierto, al martillazo.

Resulta entonces un largometraje saturado, ultraóptico, jocoso.

Una delicia extendida, un poema barroco.


Rafael Teicher

martes, 14 de diciembre de 2010

Los Adioses I y II

Ganador del Concurso de Poesía Eva Mater Argentina


I.

Las despedidas siempre son

como ramitas de sándalo

abiertas a la bóveda del mar.

Clariluces de besos

que se duermen tras la espuma de las olas

-que persiguen al pie del niño-

-que huye de la ola-

-que juega con el niño-

-que llora con la ola-.

Eclosiones de estrellas

me anidan en mi frente

en este momento débil

que la cera esparce su alma derramada

junto a un punto pabilo que titila

cuatro, tres, dos veces, una.

Este grupo de formas “forman”

un esquema de facto que apenas adivinaron

los filósofos en sus retretes mientras.


II.

Siempre ha de llegar este momento.

Tras la cortina del alba,

pequeñas embarcaciones muestran

el parpadeo de su ancla de luz

y la amplia sombra del mar adivinado.

Están vuestras manos -gracias-

y los dedos de ella -siempre-

y sus frases engarzadas como jazmines

y sus jazmines encadenados como versos,

como de besos, de versos con besos.

El dios de siempre

que me aprieta la garganta,

la lágrima, el puño.

El mismo de siempre

-que es el mismo que siempre

me corta el paso con su pierna de oro-

está.

Cestas cósmicas y espirales melenas

me acompañan.



Victor Vergara Valencia

lunes, 6 de diciembre de 2010

Sostenido I


con los ojos colmados

de tiempo

y la piel vertida sobre cada voz

extendió toda forma

de leer los contornos que

con tinta de mundo

la deletreaban

exacta


Gabriela Bruckner

domingo, 14 de noviembre de 2010

Sobre el film "India Song" de Marguerite Duras



Uno de los más zafios y, a la vez, abobados criterios segregacionistas, es el que se consuma mediante la siguiente yunta semántica: "aburrido / divertido". No solamente sofoca por su espíritu de cadetada y su memez, sino que culmina atufando. Damos por zanjado el tris ( ni tan siquiera promueve mohínas vastas ).

De modo que si los descentramientos o las inmigraciones del foco ( del cuadro ) suceden premiosamente, ni los barbetas quedan habilitados para echar sus ufanas y rechonchas boqueadas . Vamos al corpus.

Si conjeturábamos que el cortometraje "The Dead" (1960) de Stan Brakhage, había coronado los posibles de una coloración infausta, "India Song" nos contradirá. Las perspectivas boscosas o acuáticas, incluso edilicias, ocurren en matices enjutos, hasta renqueantes. Comparten la regencia: lo umbrío, el verdinegro, y el hielo.

Los posesos divagan por el espacio escénico como corolarios del incienso. Uno de ellos ulula, impreca, expía.

Las añagazas de la fosforescencia no han de conquistarnos, la película es una auscultación ominosa, una postrimería del movimiento.

"India Song" es reptílica ( impera la carencia, lo lacio ). Es sumaria.

La música encastilla, incordia.

El espectáculo merece una adjetivación ocurrente, dispar. Diremos así:

"IndiaSong" es Invariable, Aterida, Tartárica, Entoldada, Inveterada, Adversa, Caducante, Remilgada, Escultural.

Hemos tañido.


Rafael Teicher

sábado, 13 de noviembre de 2010

El Recurso Absoluto de la Repetición en la Obra Artística

Sabido es que la pieza artística se compone con dos parcelas o elementos —o son dos los “modos de ser” que epistemológicamente se ha convenido conferirle por decantación historiográfica—: materia, esencia o sentido por un lado, y forma, estructura o embalaje por el otro. Respecto a la arquitectura o formato se ha insistido también en la distinción entre dos aspectos de la misma: repetición y modulación. La repetición, como su nombre lo señala, radica en la replicación o clonación de un pasaje, fragmento, o módulo de la obra a modo de recurso o de golpe de efecto. La modulación, en cambio, consiste en la variación o el matiz temático, vale decir: el arduo movimiento parcial de los caracteres o señas de la estructura operística de manera que cause un resultado de motilidad o cambio, sin alterar el grado de percepción de la línea medular o esencial de la forma en cuestión. También se ha remarcado la necesidad de equilibrar estas dos últimas peculiaridades. Se ha erigido casi como ideal de la “buena forma” artística la óptima imbricación de ambos recursos: modulación y repetición, y con este principio ha quedado establecida por vía de corolario la inconveniencia de la hipertrofia o exageración de la repetición, e incluso, el primado de la misma ( a niveles porcentuales ) por sobre la instrumentación del recurso de la modulación. No se ha hecho hincapié, sin embargo, en la impertinencia o improcedencia de la exacerbación opuesta: el imperio de la modulación por sobre la repetición.

Aquí daremos dos ejemplos de la utilización del recurso opulento de la repetición como ruptura del equilibrio morfológico de la pieza estética, y como despertador y captor de la atención espectacular ( del espectador o lector. ) El primer ejemplo sucede en la novela 2666 de Roberto Bolaño. En dicha torrentera narrativa acontece una suerte de detención argumental. En el corazón del hilo discursivo, Bolaño, decide adentrarnos en una cadenilla de crímenes de mujeres que provoca vértigo, fatiga y alienación. Si bien dichos episodios argumentativos no son meras especulaciones ( imágenes replicadas ), el dominio de su condición de reiteración o retención por sobre su mínima o menuda alteridad narrativa, es absoluto. Ante este abismo temático, el lector, no tiene más remedio que soportar la dictadura discursiva del narrador, ha de sucumbir en el efecto. La angustia obtenida actúa como enzima en la conciencia del espectador, lo arroja, lo irrita, lo devuelve a la vida cargado de un enfado positivo, lo irradia.

El otro ejemplo que queremos destacar ocurre en un film del año 1994 del director austriaco Michael Haneke denominado “71 fragmentos de una cronología del azar.” En esta película, el autor, elige inmovilizarnos durante varios y excesivos minutos ante una toma fija de un duelo o juego de pelota. Lo que se opera en la mirada del lector es un estado de inminencia. La repetición conquista la trama, la eterniza, la levanta del orden esperable o deseable, hacia el desorden de lo imprevisto; la despelleja. Ante esta imagen intra-dinámica ( estática por simetría de la ondulación ) se desata en el ojo del espectador un proceso paradójico de ansiedad y amparo. Quedamos anegados por una marejada idéntica y por tanto sólida, que rebasa nuestras posibilidades de inteligencia sobre el futuro, quedamos entregados en manos del cincel y desprovistos de poderío. El tiempo se ha convertido en el único y el último dueño del acontecimiento.

Queda entonces abierta la polémica acerca del valor y de la efectividad del mentado recurso absoluto de la clonación o réplica en la obra estética.


Rafael Teicher

martes, 9 de noviembre de 2010

Concurso de Poesía Libre "Eva Mater Argentina"


Invitamos a participar del Primer Concurso de poesía libre "Eva Mater Argentina."

Los poemas han de ser escritos en lengua castellana en archivo formato word con una extensión no mayor a dos carillas. Se recibirá un único poema por autor, sobre fondo blanco en letra Arial o Times New Roman en color negro y tamaño 12.

Los poemas han de ser enviados a la dirección de correo electrónico brujas1668@gmail.com acompañados por nombre completo o seudónimo.

El único premio establecido será la publicación de la obra ganadora en la página Eva Mater Argentina

Los poemas serán recibidos hasta el 10 de diciembre del año 2010

El fallo del jurado será inapelable y se dará a conocer directamente en la página Eva Mater Argentina antes del 15 de diciembre del año 2010

Eva Mater Argentina

martes, 2 de noviembre de 2010

Asimetrías Discursivas

Un texto es un ámbito, un espacio. Los textos literarios también. El espacio estético funciona como volumen alterno. Quien raya un espacio estético, edifica realidad. Lo que distingue lo real de lo virtual no es el predominio de lo bello por sobre lo proporcional. Expliquemos esto.

Cuando un lector arriba al muelle de un texto puede adoptar dos posturas esenciales. Puede ingresar en la neblina textual cargado de axiomas y de expectativas concretas, o puede sumergirse de modo liberal, festivo, y pasivo en el meollo propuesto. El lector que no se deja envolver por la masa ficticia permanece detenido al borde de la obra. En cambio, el espectador que se aviene, que se deja anegar por la marejada de la obra, renace.

Por otra parte, la obra, puede estar pergeñada según dos directrices o rumbos. Existen obras o textos cuya ingeniería consuena con la arquitectura cartesiana, son textos ortodoxos, morfológicamente ortodoxos. Dichas estructuras vienen ejemplificadas por la arquitectura narrativa decimonónica fundamentalmente. La narrativa del siglo XIX se caracteriza por un apogeo de la limpieza y el desarrollo. A este respecto, el escritor español Azorin, ha escrito que el estilo no se consuma nunca antes del despliegue, vale decir: el estilo ( narrativo, discursivo, aceptable, consensuado o tácitamente consensuado ) consiste en el desenvolvimiento de la idea. Un libro operado por el estilo ( un libro decimonónico, al margen de la fecha en la que haya sido tallado ), es un libro que transcurre por desarrollo de un cuerpo narrativo, que se desliza, que fluye. Estos textos son textos lógicos, termodinámicos. La textura de estas obras es previsible, cercana, luminiscente. Sin embargo, existe otra manera de decir, una manera trascendente, multipolar.

El autor que comienza una novela, por ejemplo, se halla ante el papel en blanco y sobre su mesa de trabajo palpitan las herramientas narrativas. Tiene a su merced las imágenes, las comparaciones, los episodios coloquiales, las descripciones, el punto de trama, las perspectivas, el ritmo, los perímetros gramaticales, el color semiótico. El escritor va utilizando los diferentes cinceles de acuerdo a las exigencias del estilo. Si ha optado por la moldura decimonónica ( en el sentido que le hemos dado aquí ), entonces antepone las razones argumentativas a las sugestiones icónicas o contextuales. Narra y esgrime los instrumentos narrativos sirviendo a la causa del despliegue epistemológico. Busca entretener, pero no eleva.

El "Ulises" de James Joyce es una novela distinta. Como toda pieza estética, promueve la di-versión, el juego, pero no lo hace por medio del relieve escultural cartesiano. El autor del "Ulises" se mueve con mayor osadía, con mayor gozo. Va descolgando del tablero del artesano las herramientas que el capricho le sugiere. El "Ulises" resulta entonces un texto invitatorio, descocado, y feliz.

Como autores nos hallamos de pie ante el interrogante, ante el desafío abierto por el "Ulises" ( y por muchas otras obras estéticas inquietas, exploratorias, dignas ). Podemos elegir el camino del estilo. Podemos contar una trama, un cuento, siguiendo las pautas edilicias decimonónicas, o podemos investigar el papel con el báculo del ciego: el arte.

Si me preguntáis qué es el arte, os diré: la búsqueda.

Así las cosas, no queda más que asumir que la mayoría de las novelas escritas en el siglo XX y el XXI, no son modernas; son meras resonancias decimonónicas, son decorativas, no son artísticas. Lo mismo sucede con la música, aunque curiosamente, con la pintura, el avance ha sido más agudo. La abstracción comparte con la figuración un sitio en el inconsciente colectivo estético.

Hemos escuchado o leído por allí, que el arte ha atravesado en las primeras décadas del siglo XX una crisis estilística o estructural, de la cual ha salido vencedor y con la cual se ha fortalecido. Hemos escuchado o leído que la experimentación surrealista ha probado y templado al naturalismo narrativo, vale decir: que luego de la tormenta dadaísta, y surrealista, la literatura ha sabido recuperarse y restablecer el contrato cartesiano o real con el público. Pues yo digo, si esa supuesta peripecia nos regala con la narrativa realista actual ( desde el realismo mágico hasta Paul Auster ) entonces hemos perdido. Hemos perdido la dirección. Hemos perdido la aspiración. Lo que ha triunfado es el siglo XIX, y ha triunfado sobre la aventura, sobre la evolución, e incluso sobre el buen gusto y la espiritualidad.

Hemos dicho.

Rafael Teicher

sábado, 25 de septiembre de 2010

Mancha



la puerta
cabecea
entrecerrada


vela entre fragancias pasteles
y alabastro


saben peinarla
cuando los labios se cierran y nace la luna


esta memoria
y una realidad


más allá
los placeres se simulan


o es la nave de tierra escogida?


es aquí
la brisa-sentimiento de unos pocos




Gabriela Bruckner

viernes, 3 de septiembre de 2010

Pirovano de Noche

-A Gabi

La vieja casona del Hospital Pirovano olía a carbón de pan y a trapos. Cantaba silencio. Al pasar junto a las paredes del inmueble se tenía la sensación de estar dentro de un hangar de silencio, o en una construcción militar subterránea donde se guardasen bombas de silencio, o fuego. El edificio semejaba un quelonio enorme pintado de blanco en cuyo cuerpo central se elevaba una atalaya casi octogonal con ventanas celestes. En la acera de en frente las enredaderas proyectaban sombras sobre el lomo de un acoplado suelto, sin la carlinga de conducción.

El hombre caminaba y sentía la presencia del hierro helado de las verjas, la salmuera de la noche en sus fauces, el olor a mirtos pisados que brotaba de la tierra removida en los jardines. Caminaba y creía que la luna iría a caer derecho contra las antenas del nosocomio, o a enterrarse en el cristal de un coche.

Oía voces enjambradas con el silencio, como algas. Las suelas de sus Nike superaban escombros de baldosa amarilla y unos medios tubos llenos de agua negra.

Iba mirando los faros secos, el yodo de la calle, las legañas de lluvia apelmazadas en los timbres de los porteros color diente postizo.

El asfalto resplandecía como el vientre de una niña. Sudaba como el vientre de una niña contorsionista, un tanto boba, e impune.

En este hospital estuvo aherrojada Pizarnik, pensó. Atada. Maniatada. Forzada. Cómo es que no hay un foso con caimanes rojos, con víboras emplumadas gigantes, pensó. Ha de haberse mudado el criterio armamentístico, pensó. Ahora todo es digital e invisible. Todos los poetas están metidos en cajones de magia, vetados por la praxis celosa del imperio. Los poetas hacemos “piripipí”, dijo, como decía la ingeniera. Y hacer “piripipí” es un modo cortés de mentar lo supernumerario, la escoria.

Hacemos “piripipí”, repitió.

El bar de la esquina de Roque Pérez estaba cerrado. Las persianas se curvaban en la zona ventral como si del otro lado hubiese un bulto acodado contra la cortina. Los vidrios vibraban imperceptiblemente en la penumbra. Quizás también la gruesa de copas colgadas por el mango en un tenderete de madera lustrosa y clara.

Se detuvo. Quería provocar a la bestia del silencio, al bicho. Revolvió los bolsillos enredando los dedos en los hilos rotos. Sentía inmenso placer en llevar las manos bien hondo en los bolsillos de este pantalón de tela. Contactaba sus muslos, el racimo de las monedas de un peso y de veinticinco centavos, los restos de cartulina de envases de chicle. Y dejaba las manos allí, en la bolsa de los canguros de sus bolsillos, en los úteros litúrgicos del cuerpo. Las dejaba dormidas como bebés de cien kilos.

Llegó a la puerta de madera cruda. Tocó. Giró mirando la bandeja de los árboles. Inhaló. Era feliz porque era silencio; no parte del silencio de los muros del Pirovano, sino silencio propio, ausencia de diferencias. Y fiesta.


Rafael Teicher

miércoles, 11 de agosto de 2010

Desde el hondo traje blanco de un paseo


-A Rafael Teicher


descender hacia
la primera
caricia de tus ojos

extender en tu vereda tierna
las luces
y el retorno

ser más yo
desde tu esencia
entre tus pies
de agua tibia y permisiva

dialogar con tu sonrisa
de ave o de amapola
para ensombrecer mis labios
con tu permanencia-flote

o tu avistaje


Gabriela Bruckner

martes, 3 de agosto de 2010

A la Dama de las Botas Chinas


Siempre mi amor:

Me duelen las ropas que mueve el viento, me duelen las cajas podridas, los zapallos estúpidamente solos, trancados con cuatro ganzúas en las verdulerías como si fuesen gemas o picos de estrella

Me duelen las paredes y los pájaros que cantan sin reconocimiento, me duele la caligrafía postrera, me duele el agua

Tanto que me vuelvo de hueso o de picadura de luna, escalofriantemente abandonado

La vida se me va del alma como el semen, se me escapa de las manos como un anillo vencido, se me marcha

Miro los balcones angostos levantados sobre la lluvia como sombreros, y lloro

Los bares lucen con las sillas invertidas y parecen depósitos de alambres extraterrestres o de asteroides cortados en juliana

Voy caminando sobre los átomos pisados por la sandalia del príncipe, voy hacia el límite oscuro de alguna casa

Solo, atento, amante, lleno de nubes, oliendo, voy hasta esa mujer que llama

Quiero caer y lastimarme la rodilla, quiero que tiemblen los toldos o que los mástiles se toquen, quiero que llueva color aceituna, que nieve por dentro de los árboles

Nada retorna del resbalón en el espejo, todo es inane, naciendo por la oreja que sangra

Palpitante

Difusamente me abrazo en una esquina y me entrego al viento, que haga su labor, que me maquille con esponjas

Ya no sé que sigue, es como irse en camión hacia el sur mirando las estrellas que revientan en grano

Y quizás todavía haga dos o tres cosas absurdas antes de bañarme en barro negro

Quizás compre zapallos chinos —otra vez— y los haga al horno para servirlos a nadie

O tal vez desarrolle un icosaedro sobre cartulina y lo recorte

Seguramente mezcle tallos tocados por ella con dijes de otro sueño, y esa sea mi insignificante rebeldía, mi vuelo en el aire


Rafael Teicher

sábado, 24 de julio de 2010

Próximos pasos


me asemejo

al brote que me llama


me reduzco inmensa


describo al aire

sólo

con mi rostro


y para no evitarme

me des-beso


si la pendiente externa

soy el bienteveo


desde el fin

absorbo vasta

toda diferencia



Gabriela Bruckner

domingo, 18 de julio de 2010

Sospechas sobre el Agua



El agua es bruta, imperita. Va pechando

— Que no me cuenten que es láctea, es carnicera




¿Has visto una gruesa de agua abusando las aristas?


¿Cabe el agua?





Te aseguro que las aguas son criminosas, umbilicales



( El agua es artera como un muslo )



Cuando nadas te ensangrientas, eso




Yo he visto el agua de un vaso aprestada para dar un salto, lo juro. Y le he visto los dientes, que son como vellos blancos, o espinas


Oye, ¿que no sabes que las piscinas están ahí, esperando morderte el talón, como las víboras?



El agua es el perfume de la oreja de la duda, el castigo




Si la miras deslizándose por los vidrios, le verás las ventosas





El agua es electrónica, procesal, descuajada



— El agua pincha



No hay sustancia más presente que el agua. Es un infarto





Anota esta cuestión:


Con un setenta por ciento de agua en el cuerpo, ¿cómo alcanzaremos lo abstracto?



Rafael Teicher

viernes, 9 de julio de 2010

Otro día más hacia el azul


-A Rafael Teicher


escribir

sobre tus labios

elementales


permanecerlos


espaciosos

libres

encumbrados


alimentar la fina hierba

de tu lienzo-boca


de la perezosa rebeldía

de una nota más


habituarlos a la gratitud entera

que desviste tu palabra


a la misma sinrazón

que desanuda en mí

el trópico mirar

de la mujer alada


Gabriela Bruckner

viernes, 2 de julio de 2010

Para Soñar un Reguero



¿Qué avisan las esquinas? ¿Incluyen?

¿Por qué se desgañitan?




¿Se puede volver a los sitios?




¿Qué facultan las locaciones?





La verdad es que quisiera sentarme con mi madre al pie de un jacarandá. Creo que hablaríamos espaciosamente, como soltando presillas




tic tic tic tic




goteándonos






Qué ridículo. El céfiro acogota las estatuas, y yo mascando un bizcocho en el linde…



Solo



Las tapias brillan como si hubiesen sido rociadas con fijador para el pelo


Soy improcedente, ocupador, ¿me oyes?





Recuerdo la siguiente sordera:


Junto un chinarro, lo empollo, lo consigno. Y parto



Así: manumitiéndome


Agobios, ¿ves?





¿Lloverá también en los huecos del tiempo?, pienso




¿Qué es lo que duele si ya casi no hay nada?





Camino con inquina raspando los zapatos

Hasta el cuerpo es indiciario, laxo




No me creo los golpes que doy con los talones, ni la hemicránea




Reboto


Voy sobrehilando





Suprimo





He aquí que trastabillo con las humanidades de un mísero durmiente:



¡Eh!



¡Eh!



¿Me dejas cobijarme en el lado occidental de tu jergón para soñar un reguero?



Rafael Teicher

martes, 8 de junio de 2010

Lámpara sobre papel granate


el desatino errado

de la burbuja


su sentimiento en bruto


también el viento

en las palabras


el ojo del redaño


otro cielo

abrigado de uvas

despide lejanía


la desnudez del mar

es la complicidad del trazo

que huele a dulzura en juego


con el silencio

la espada

los codos

vestidos de arena



Gabriela Bruckner

sábado, 5 de junio de 2010

Iberá y Moldes



¿Acontece tu peso? ¿Pita?


He ido todos los días al domicilio de la sombra


¿Quedaré?





Quisiera hablar con la que encesta

Y no







Posiblemente haya un modo de tornar en sumidero, encordando



Te busco en los jardines curvos, en el oreo




Emigraremos



Me siento a los labios de la ría y te propongo de pelo, temprana





¿Cómo será el vacío de la pared de tu muerte? ¿Aguado? ¿Cafre?








¿Has visto un clavo en estado de crisálida?




Así ha de ser



Rafael Teicher

martes, 18 de mayo de 2010

Lo que Bate


quizás pueda

arremangarme de labios


o sí


tal vez la mentira rota

deshonre los llamados


/o ya el caído no retraiga


y no


temprano en la ventana

verdearán los timbales

para otro recorrido

con el mismo nombre


Gabriela Bruckner

sábado, 15 de mayo de 2010

La de la Orilla


¿Huele el mar? ¿Masca?


De este modo, ella se calaba los pies, esmerilándolos. Y cundía



¿Cómo prosigue la hojarasca?, parecía decir. Y sin embargo, se procuraba opulentas y alabeadas cucamonas con la barbilla del mar






Conculcaba las cerdas, riendo. Era la que impera a la vera del maretazo. La baldía




La inane





No sé a santo de qué, ahora, se me da por llamarla la desalojada





No eres más crasa que una patilla, te digo. Eres crucial





He estregado todas las alfombrillas de la casa, averiguándote



Sólo persistes como correlación




Descabezada, silbante



Anímica






Cerca de los jazmines verdaderos te des-talo


Siéndote





La piel ha de ser corrimiento, hipo

Largueza






Arómame, pues




Rafael Teicher

lunes, 10 de mayo de 2010

Placebo


podría ser un lirio en un collar


en la tela que se encarna

en tu bosque siendo bosque


podría ser el tiempo hacia el océano


o la gruta a tu alcance

o la quimera


o

podría

ser


la oración quebrada

que invade el horizonte




me abrazarás temprano?



Gabriela Bruckner

sábado, 8 de mayo de 2010

Celaje


Discurro cosas. Como si las hablara. Me sucede una ristra. Me hilo

Creo que hay en mí una colectividad, o que me he vertido del envés coincidiendo con una especie de acervo. Me siento coral, instado

Estrictamente no sé qué soy

Las formas, repito. Es cuestión de formas, repito. Ha de tratarse de algo conjuntivo, de un atasco

“Cuando me consolido frente a un rostro, no quepo”, le decía. “Correspondo, implico, fino”, le decía. “Si ojeo el nudo de una rosa, me instalo rosa”, le decía. “Así con todo, con un remo, con el humo, con una mano”, le decía

Ahora otro tanto. La diferencia es que esta vez consueno con un cúmulo que tiende. Me he alojado en una mancha de aceite que se asperja sobre una masa de agua

Es una sensación correosa, y sin embargo, transcurre separadamente, allá de mí

Por cierto picor indistinto y casi especulativo comprendo que es una sensación de beneplácito, una adjudicación

Por supuesto que lo dicho me ocurre fuera del enclave de mi cuerpo, y diría más, allende la idea de un “yo”. Acontece, supongo, en un “tú”. Y, en ese “tu”, queda inscripta la aquiescencia y el agrado que siento

De todos modos, lo que predomina, es una impresión de sedosidad y de prisa

Me hago islas

Mejor: en ese “tu” donde he sido -soy- mudado, concurro, trompico, me destejo

Aquí no hay centro, hay nube

La nube no pesa, no abotona. Así es

Aquí es íntegro

Y a pesar de ello, aquí resultan cisuras… y luxación



Rafael Teicher

sábado, 1 de mayo de 2010

La Leva


menos

quizás

pero en acuarelas


lejos

tal vez

pero hacia el oleaje


cerca está el collar de sensaciones

y el de segmentos estelares


ya es tierra


ya

no

hay


es ahora

en el muelle del silencio


ya es él en la cornisa


ya es viento

en la sonrisa altiva de las aves


Gabriela Bruckner

Donde se aprecia que el morrocotudo esfuerzo por resucitar a los muertos acaba de modo imperioso como bagatela o sonoridad



Le prospera el copete. La navega


Asiduamente




La llama la que alumbra, el álveo

Y corresponde





La conoce como la desposada de la hucha

La hipa





¿Qué desalas con la lluvia equivalente de tu rostro?



Ventéame ya





Sigo el sendero de la ralladura. Diligencio





Ha de clarecer







¿Llorarías tú con el tesón requerido para que se te produzca una pamela en el centro de los ojos?




Ya, ya… Iré junto al mampuesto


federando







Desde el punto de vista somático no eres más que una descamación, el palique





Incumplida, soflamada, luces







Sobrellévame, pues






Rafael Teicher

domingo, 11 de abril de 2010

La Costa Impropia


un tercio

hacia la luna


el resto

el momento


la bisagra no permeable


la demora?


la posibilidad oriente

en la costa impropia


más abajo

ya no fluye


sube la otra mano

sobre los deseos-lagos


sobre

la frente

de la diana interna


Gabriela Bruckner